Regreso a clases y COVID-19
Regreso a clases y COVID-19
Parece necesario e inevitable regresar a clases, la educación es primordial para el desarrollo de la infancia y asistir a la escuela también es muy importante en la dinámica de muchas familias en las que se requiere retomar actividades laborales.
Hay que reconocer que no existen situaciones exentas de riesgo y este regreso a clases nos tiene con mucha incertidumbre. No existe plan perfecto ni estrategias universales, cada una de ellas dependerán de circunstancias únicas para cada individuo, escuela o región, por lo que tendremos que irnos adaptando a ellas conforme la epidemia no lo exija.
La finalidad es asumir las conductas que nos permitan reducir la exposición y contener la transmisión de COVID-19 dentro de la escuela. Para ello comunidades de investigación internacional han propuesto cinco pautas principales:
- Aula saludable
- Usar cubre-bocas, lavarse las manos frecuentemente, distanciamiento entre personas y distanciamiento entre grupos, desinfectar objetos de uso frecuente
- Edificio saludable
- Ventilación efectiva y aire seguro (ventanas abiertas, filtros de aire, purificadores de aire), mantener superficies limpias, aseo minucioso y estratégico de los baños. Barreras físicas (plexiglás) en áreas de interacción
- Políticas saludables
- Crear y reforzar una cultura de salud, seguridad y responsabilidad compartida.
- Equipo de respuesta COVID-19 que tenga un plan de acción frente a la aparición de casos
- Ante enfermedad permanecer en casa
- Promover las pruebas de detección y anticuerpos del virus
- Disminuir la densidad de ocupación en los edificios
- Proteger a estudiantes y empleados de alto riesgo
- Promover la aplicación de vacunas
- Horarios de clase saludables
- Gestionar los horarios para la transición entre lugares, horarios de entrada y salida, horarios para el almuerzo. De tal manera que no existan conglomeraciones innecesarias.
- Actividades saludables
- Realizar la mayor parte de las actividades recreativas al aire libre, con disminución del aforo o bien en espacios adecuadamente ventilados. Se sugiere la racionalización de individuos en cada una de estas actividades.
Para nosotros como papás
- No enviar a nuestros hijos a la escuela ante sospecha de enfermedad
- Uso constante de mascarilla o cubrebocas
- Lavado de manos frecuente / uso de gel
- No compartir objetos personales
- No compartir alimentos o bebidas durante el recreo
- Distanciamiento físico efectivo (1.5 mts)
- Evitar el contacto físico (no abrazos, no apretones de mano, no choques de palmas)
- Desinfectar objetos de uso cotidiano
- Promover la vacunación en población asignada
- Promover las pruebas de detección y las pruebas de antígeno del virus
Hay que respetar el principio de precaución, entendiendo que si bien los niños presentan síntomas más leves no implica que sean inmunes, también pueden enfermarse gravemente de COVID-19 y pueden transmitirlo a sus familiares o cuidadores, es necesario entender que el objetivo consiste en reducir los riesgos y los daños. Implementar estrategias de defensa, compartir responsabilidades, reducir las cadenas de transmisión, ser flexibles y generar equidad.
COVID-19 es la enfermedad causada por el coronavirus SARS-Cov-2 en cualquiera de sus variantes.
¿Cómo se transmite?
- Por contacto cercano, a través de las “gotículas” o “aerosoles” que despide una persona al hablar, toser, estornudar o exhalar y que ingresa al cuerpo de otra persona a través de los ojos, nariz o boca. Este riesgo se disminuye de forma muy efectiva con el uso de mascarillas, caretas o distanciamiento social (más de 1.7 mts distancia).
- Transmisión de largo alcance, esta se produce cuando las “gotículas” o “aerosoles” son transportadas fuera del radio de una persona (1.7 mts), en ambientes interiores y no ventilados se sugiere que una partícula puede permanecer suspendida por más de una hora e infectar personas que no tuvieron una interacción estrecha con la persona infectada. El riesgo se disminuye de forma sustancialmente con ventilación efectiva
- Transmisión por fómites, consiste en la transmisión a través de objetos que transportan el virus, por ejemplo, toser, estornudar, exhalar o hablar sobre algún objeto (un lápiz) y que este objeto sea utilizado por otra persona llevando el virus a sus ojos, boca o nariz. El riesgo se disminuye sustancialmente por medio de la limpieza y desinfección de los objetos utilizados con mayor frecuencia, así mismo con el lavado frecuente de manos.
Los factores que determinan la exposición al virus son la intensidad, la frecuencia y la duración, sin embargo, los factores que determinan el riesgo depende de la vulnerabilidad de cada persona. Por tanto, dos personas con la misma exposición podrían correr un riesgo muy diferente.
¿Cuáles son los síntomas que presentan los niños al contraer COVID-19 y cuál es su desenlace clínico?
Los síntomas más frecuentes son: fiebre, tos, fatiga, congestión nasal, rinorrea, flema, diarrea, dolor de cabeza y dolor de garganta. Aunque la pérdida del olfato y el gusto son muy sugestivos, no siempre están presentes, por lo que no se puede descartar una infección activa por COVID-19. Aún hay una infinidad de síntomas bajo investigación que pueden ser propios o asociados a la infección por COVID-19. Si bien se informa que los casos graves en niños son menos frecuentes, los niños con comorbilidades (enfermedades activas, inmunosupresión) pueden desarrollar cuadros complicados, así mismo hay reportes de síndrome hiperinflamatorio con insuficiencia multiorganica en pacientes previamente sanos. Por lo que una enfermedad grave es posible y no se debe minimizar dicho riesgo.
¿En cuánto tiempo aparecen los síntomas?
El promedio es de 5 a 7 días, aunque este puede extenderse hasta 14 días después de la exposición.
¿Hasta cuántos días se puede transmitir el virus?
De acuerdo con las investigaciones el COVID-19 se podría transmitir hasta 5 (cinco) días antes de la aparición de síntomas, y se deja de transmitir después de 10 (diez) días de haber comenzado con los síntomas (siempre y cuando no tenga fiebre y haya mejorado desde el punto de vista clínico). En enfermedad grave, se puede considerar un periodo de contagiosidad hasta de 20 días después de iniciar con síntomas.
Los estudios realizados en núcleos familiares indican que la transmisión entre niños o de niños a adultos es menos frecuente que la transmisión de adultos a niños o que la transmisión entre adultos.
- Este grupo de edad (niños) presenta factores conductuales particulares que favorecen la transmisión de enfermedades infecciosas entre ellos: contacto frecuente entre ellos mismos y la frecuencia con la que se llevan las manos u objetos a la boca.
Si la persona presenta síntomas debe quedarse en casa hasta que:
- Hayan transcurrido al menos 3 días desde su recuperación (desaparición de fiebre sin medicamentos y mejoría de síntomas respiratorios), y que hayan transcurrido al menos 10 días desde la aparición de síntomas, o bien 2 (dos) resultados negativos con una diferencia mínima de 24 hrs
- Si la persona es asintomática pero tiene un resultado COVID positivo, permanecer en casa al menos 10 días posteriores al resultado positivo o bien 2 (dos) resultados negativos con una diferencia mínima de 24 hrs